El formato Standup original es norteamericano, y para entrar a nuestro medio como mencionábamos en artículo sobre «Lo cultural», además de considerar lo social/cultural en general como forma de apertura a un nuevo lenguaje, me encuentro con la problemática personal en la enseñanza, ya que lo social/cultural de cambio, no termina de decantar en lo individual, y si bien nos abrimos a una nueva mirada social, aún estamos en proceso de asimilar mucho de esa significancia en lo personal y en las personas, que mantienen una forma de pensar, de mirarse y de valorizarse aún bajos cánones conservadores, donde nuestra cultura o forma comunicacional se aleja bastante aún del origen cultural del formato, generando una primera problemática pedagógica o de enseñanza, teniendo que desarrollar un proceso que se ajuste a nosotros culturalmente en lo que respecta a la forma y propuesta para su aprendizaje.
No somos norteamericanos y nuestras personalidades distan bastante de las suyas, en lo puntual, en lo que respecta a nuestra baja capacidad de hablar sin tapujos, de forma clara, directa y desinhibida. Y si bien el formato considera esto bajo la Lógica del Perdedor y el Odio, que ya explicaremos en siguiente tópico, para nosotros pasa a ser una buena parte del trabajo inicial que necesitamos y forzamos, para lograr un grado de apertura mayor en un corto plazo y poder entrar al lenguaje, mostrándonos tal como somos o lo más cercano a eso, característica esencial para exponer y exponernos derribando prejuicios personales y sociales.
¿Porque pongo este apartado sobre la pedagógico?… porqué el primer material que estuvo disponible casi mundialmente y al alcance de las personas interesadas en el formato, eran los libros de Judy Carter, comediante y formadora de una de las reconocidas escuela de Standup de estados unidos.
Este material venía en la forma de curso o workshop que ella desarrolla y por supuesto responde a un ideario cultural propio y local.
Por supuesto siendo un gran material y curso, decantaba en la lógica y cultura norteamericana, lo que para nosotros dista como mencionaba antes, de un desarrollo comunicacional cercano, lo que dificulta su comprensión en ciertos aspectos, o no se condice con nuestra problemática personal en la falta de desinhibición para hablar y exponernos personalmente.
De ahí se derivaron muchos textos y cursos que dejaron o no consideraron aspectos culturales comunicacionales esenciales para la mejor comprensión y uso del formato, que si bien no cambian lo estructural, dificultan una resultante más fidedigna del mismo.